Nota de Facundo


Estoy en el campo sentado frente al fuego. Estuve un buen rato preguntándome qué escribir para poder contarles lo que significó para mí TOCAR EL CIELO. Creo que finalmente entendí que sentí lo mismo que ahora: paz y una felicidad dulce por haber sido parte de algo tan honesto. Es eso, fijate. TOCAR EL CIELO es una película honesta. Es una película que te mira de frente y te acaricia franca. Te sonríe calma. Te regala un guiño. El guión cuenta exactamente lo que ves. El grupo humano que encontré me regaló momentos memorables. Lo pasé bien. Nos reímos mucho. Nos emocionamos un montón. China me siguió encantando con esos tonos y buen gusto que la hacen "China". Betiana me regaló una interpretación admirable y enorme para que la viera y compartiera de cerquita. Ya la van a ver a mi maestra. Montse, ¡¡¡¡guapa!!!! 1000 puntos como actriz y otros 1000 como compañera. Raúl, Chete, Vero, JAF, Chiquito, Antton y...y...y... gracias. Si todos los españoles son como ustedes, España también es mi casa. Y así todos. Toooooooodos. Marcos me dejó ver el proceso de la peli de cerca. Todo lo que quise. Hasta le contó al gran Lito Vitale que se me había caído una música en el piano. Lito Vitale que dijo: "Decile que venga a tocar conmigo". Y le dí la música y él la hizo enorme. Y la llamó "Hijo del viento", así me llamó alguna vez alguien muy especial. Yo conté una vez que me iba a filmar una peli porque esa historia debía ser contada. Lo que puedo decirles hoy es que contada está. Que la disfruten...

Gracias para siempre, Marquitos.

Esta va por Rey.

PD: La moto que aparece es la mía.

Notas del director III - Gracias, China

Siempre quise trabajar con China, como casi todos los directores, autores y actores de este país y de muchos otros donde es conocida. La oportunidad la tuve cuando decidí hacer Elsa & Fred. Elsa siempre fue ella, desde la primera sinopsis hasta la última versión del guión. Es más: si China no aceptaba el papel, estaba decidido a no hacer la película. Nadie podía hacer Elsa si no era China. Yo había escrito algunos sketches para el último espectáculo de Sandro, experiencia maravillosa si las hay. Iba todas las noches y me quedaba entre cajas viviendo todo aquello junto a Roberto (Sánchez), Rita Cortese, Matías Santoianni y Nora Lafont. En una de las funciones, fue China Zorrilla. Le pedí a Nora que me la presentara y así lo hizo. Le dije que estaba escribiendo una película para ella. A lo que me contestó: "¿la abuela de quién voy a ser?" "La abuela de nadie, vas a ser la chica de la película". Y vaya si lo fue.
China Zorrilla es única. Creo que nadie puede decir lo contrario. Tampoco creo que alguien conozca a una señora (no importa si es actriz o no) que a sus ochenta años tenga la vigencia que tiene China. China es una rareza dentro del género humano. Es una especie de octagenaria inmadura: su cabeza se quedó entre los 17 años, algunos días, y los 35 cuando está cansada. China tiene todo lo que tienen los grandes: tiene esa luz que no se estudia en ninguna escuela de teatro, esa llama que se trae quién sabe de dónde y que, cuando está frente a la cámara, llena el cuadro sin necesidad de decir nada, sin necesidad de hacer nada. China es inteligente, culta, talentosa, simpática, tierna, buena... y generosa. Eso: por sobre todas las cosas, es generosa. Siempre está pensando en cómo va a ayudar a ése que lo necesita.
Soy un tipo afortunado: hice dos películas con China y voy por más. Y mucho más afortunado soy al escucharla llamarme: "Hola, amigo" ... "Hola Chinita, sabés que te quiero."